jueves, 14 de octubre de 2010

¿A Cada Uno Su Verdad?

En el mundo de hoy cada uno establece sus valores y decide qué está bien o qué está mal. En nombre de una tolerancia que sirve para todo, se admite una cosa o lo contrario, para no pasar por una persona poco abierta. Y se olvida que en la esfera espiritual como en el campo material hay cosas ciertas y cosas falsas.

Lo mismo que para las leyes físicas que rigen nuestro universo, también existen verdades absolutas en lo concerniente a Dios. Un ciego puede negar la existencia del sol o un sordo la del trueno, pero esto no afecta para nada la realidad de uno u otro. El hombre puede rehusar la verdad de Dios, sin embargo esto no la cambia. Algunos objetarán que de todas maneras no se puede estar seguro de nada… ¡Al revés! Se puede estar seguro cuando es Dios mismo quien habla: “Estas son palabras verdaderas de Dios” (Apocalipsis 19:9).

¿Va a comportarse usted como Pilato? ¿Rechazará la oportunidad de descubrir la verdad? ¿Prefiere forjarse sus propias convicciones acerca de Dios? 

Aún hoy se le ofrece la oportunidad de encontrar la verdad, la “verdad que está en Jesús” (Efesios 4:21). La verdad es que estamos perdidos, pero Jesucristo, “el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). Todo aquel que cree en Él “tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo 
no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).

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